lunes, 10 de octubre de 2016

EL HOMBRE QUE ESCUCHA MUSICA

EL HOMBRE QUE ESCUCHA MUSICA


 
“La música es una revelación mas alta que cualquier sabiduría o que cualquier filosofía, quien penetre en ella se verá libre de la miseria que arrastran los hombres”.
L. van Beethoven


Hace algunos días se acercaron a mis dos jóvenes, a fin de que les ayudara a discernir las diferencias entre un simple escucha, un melómano y un musicólogo; aquí esta la explicación prometida.  Para ser mas gráfico me ayudaré primero de una anécdota acerca de la relación que tuvimos algunos alumnos de la Escuela Superior de Música con un verdadero melómano; también aprovecharé la clasificación de los auditores a la que llegó Theodor Adorno (filósofo y musicólogo alemán), hace ya algunas décadas y por último al vaso comunicante.

 

En los años ochenta, cuando éramos estudiantes de la Escuela Superior de Música situada el barrio de Coyoacán de la ciudad de México, frecuentábamos a un hombre, ya mayor, que tenía una tlapalería a pocas cuadras de nuestra escuela.



Las visitas eran verdaderos acercamientos a la cultura musical mexicana, pues la parte posterior de la tlapalería llamada “El Gallo”, era una fonoteca compuesta de una gran cantidad de discos y un archivo donde se conservaban, en perfecto orden cronológico, los programas, boletos y notas de cada uno de los conciertos a los que el hombre había asistido durante muchos años; en cada uno había apuntado cuidadosamente algunos comentarios acerca del programa e inclusive conservaba algunos carteles que anunciaban los conciertos a los que había acudido.


Acudíamos a la tlapalería con el fin de conocer, de primera mano, los motivos que impelen a los hombres a escuchar música; para saber las razones del escucha, que por cierto difieren completamente de los motivos del artista, este era un buen complemento para los conocimientos teóricos y técnicos que recibíamos en la escuela; sus comentarios partían de la necesidad manifiesta del escucha y los recibíamos con gran aprecio. De sus recuerdos obteníamos información importante para nosotros como estudiantes, acerca de la música de concierto en el siglo XX, de allí partía para llevarnos a una recapitulación cronológica de las veces que había escuchado una obra, de los interpretes y de sus apreciaciones personales acerca de tal o cual versión.

Nuestro amigo nos daba razón del lugar exacto en el que la acústica era mejor en cada una de las salas de concierto y teatros de la Ciudad de México y bastaba con provocarle sutilmente para que se introdujera sin dejar de hablar en la trastienda, en donde escuchábamos grabaciones, hacía comentarios y nos daba una cátedra acerca de cada obra

Uno de los compañeros le dijo en una ocasión “es usted un buen musicólogo” a lo que el hombre respondió inmediatamente, “perdóneme usted, pero si ha venido a buscar un musicólogo ese no soy yo; si acaso soy un discreto melómano, alguien que por necesidad estética continuamente escucha música, pero nunca un teórico ni un analista profundo o profesional de esta, no tengo ni esas pretensiones ni esos alcances, lo mío es el alma de la música, no su ciencia”.

En los cursos posteriores las actividades escolares cada vez nos demandaron mayor atención y tiempo, así que las visitas se espaciaron; pero siempre desde el autobús que pasaba frente a su negocio escuchábamos parte de la música que cuidadosamente había seleccionado para cada día, o las  trasmisiones tanto de la XELA, tanto como de Radio Educación... luego de un tiempo la tlapalería cerró y no supimos mas del hombre que escuchaba música, para el cual como dijo Federico Nietze “sin música la vida sería un error”.

Los sobrevivientes de esa época me han dicho que se llama, o llamaba, Don Francisco Chávez, quien en la pequeña tlapalería “El Gallo” daba verdaderas cátedras de como escuchar música de concierto, siempre vestido con un amplio overol, me refirieron también que hace algunos años regresó a Coyoacán, ahora vendía libros científicos en la Ciudad Universitaria. Pero quienes todavía quedan, recuerdan la tlapalería que llenaba de música la calle. El comportamiento auditivo de don Francisco me intrigaba, pues si bien manejaba una gran cantidad de datos, poco profundizaba en el conocimiento de la música, conocía lo esencial, pero nunca llegó más lejos, su universo era acústico, su naturaleza solo era sensorial (finalmente superficial, vista desde la óptica del músico), pero su necesidad de escuchar música era manifiesta.

Las razones por las que la música es una necesidad en el humano pueden ser muchas, los principios de la psicomúsica han determinado que las melodías, ritmos y formas musicales desatan respuestas psicosomáticas, los estudiosos de la psicoacustica y la neuroacústica establecen a su vez que las frecuencias y pulsos generan diversos neurotrasmisores, pero los efectos varían drásticamente de persona en persona, en las respuestas intervienen la cultura, la estética y otros factores personales del individuo; asumimos que estamos en un terreno por completo dialéctico, humano, impredecible, y finalmente aceptaremos que no sabemos por que el hombre escucha música.



Local que ocupaba la tlapalería el "El gallo"
  


COMO ESCUCHAR MUSICA

Theodor Adorno, el filósofo y musicólogo, miembro de la Escuela de Frankfurth, llegó a la conclusión de que existen cinco tipos básicos de comportamiento de los auditores musicales, a continuación, los consigno, aclaro que han pasado por mis consideraciones y no son estrictamente las palabras de Adorno:

Escucha Emocional: Utiliza la música para desencadenar sus emociones, es fácil de conmover e ingenuo, y está orgulloso de serlo; no quiere saber nada acerca de la música lo que le hace fácilmente manejable. La música le despierta todo tipo de situaciones extramusicales, por último, se rebela ante cualquier intento de conducirlo a una mejor forma de apreciar la música pues se satisface con los sentimientos que por medio de ella alcanza.

El Consumidor de Cultura Musical: Auditor insaciable, coleccionista de discos, videos y cualquier evidencia de su apetito “de cultura”; considera que el escuchar música es mas una pose que una verdadera necesidad estética o espiritual. Aprende biografías, fechas y datos y trata de poseer tanto las grandes grabaciones como los aspectos relacionados con estas, tales como: los instrumentos utilizados, el costo de los mismos, los complementarios al hecho musical (escenografía, sonido, etc.) y todo aquello que le ayude a fortalecer su característica de consumidor cultural.

El Auditor Fanático: Se distingue por que minimiza la existencia y la posibilidad de comunicación de todos los tipos de música que no sean aquel que considera suyo, se da mayormente entre los jóvenes; este auditor se considera a sí mismo un experto en su música, los hay en rock (y en cada uno de los tipos de este), en jazz, en música disco, pero también en música culta o de concierto y en cada uno de los estilos y épocas de esta; frecuentemente forma parte de círculos de “conocedores” tan fanáticos como él.

El Buen Escucha: Reconoce las principales características de la música sin llegar a analizar las implicaciones técnicas de la obra, quizá esta debería de ser la categoría más grande de auditores, pero los medios de comunicación tienden a acabar con la iniciativa musical propia y por lo tanto el buen escucha desaparece paulatinamente.

El Auditor Experto: Escucha completamente el proceso musical, percibe todos los elementos técnicos, y estéticos de la música; asocia el arte musical con los diferentes entornos (históricos, sociales, políticos, económicos) de su creación y su ejecución; puede dar cuenta analítica de lo escuchado, es un auditor entrenado que posee conocimientos profundos de la música y en general de las artes, en resumen es un profesional de la audición.

¿Que escuchamos?, ¿Por que? y ¿Para que?; ¿Que lugar ocupamos en esta clasificación?, son preguntas que no estaría de más intentar responder, pero finalmente es esencial ser parte de los hombres y mujeres que escuchan música.

Espero haber contestado satisfactoriamente las preguntas de los jóvenes.


proarteoax@yahho.com.mx         
 

1 comentario:

  1. Finalmente hay un "algo" que mueve a cada quien a escuchar "su" música... Serìa deseable que esta escucha fuera guiada por el conocimiento si no técnico, al menos sustentado en el conocimiento antológico de su escucha. Lo técnico supongo que está reservado al profesional...

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